miércoles, 24 de julio de 2013

Técnicas de desasosiego



               
                                                                         

Insultar de usted. Piénsenlo. Insultar fuerte, con todo, en plan bestia, desatado por los demonios, poseído de pura ira... pero de usted. Qué entrañable paradoja. Vejar oralmente a alguien sin faltarle al respeto, atentamente. Disculpe, pero me voy a cagar en su puta madre -permitidme el agravio hipotético-. Notad como esta grave calumnia y amenaza de escarnio fecal, un rudo improperio de solvencia contrastada, se encoje hasta quedar reducido a desconcertante enojo, bienintencionado de algún extraño modo. Funciona muy bien introducir un preámbulo al insulto, una especie de salvoconducto del tipo “con el debido respeto”. Es superútil, comprobadlo. Convierte cualquier exceso verbal en una puta caricia.
Sostengo la teoría de que existe una clase de humanos que pone la cortesía al servicio del desconcierto, que lleva la consideración al absurdo con fines ocultos. Una estirpe superior que cuenta con esta y muchas otras estrategias sofisticadas como armas de uso cotidiano. En estas líneas quiero repasar algunas. Creo que todas buscan generar confusión, como los bizcos y algunos cojos. Son mecanismos de defensa-ataque perfeccionados a lo largo de siglos y siglos de evolución humana. Técnicas de desasosiego

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